Porque fue buena y comprendió …
Porque su cuerpo fue leña
que su alma clara consumió
con una llama hogareña …
Porque negaba la maldad
y sabía la muerte impotente …
Porque alcanzó la bondad
del corazón y de la mente …
Porque tuvo al dolor cariño.
Porque en el hombre veía al niño …
Porque hizo el perdón fatal …
Porque endulzó las penitencias …
Porque iluminó las conciencias …
Es santa Concepción Arenal.
“A Concepción Arenal” (Manuel Machado), con motivo del centenario de su nacimiento
Concepción Arenal (1820–1893) tuvo una preocupación constante en su obra: el sufrimiento humano, quizá porque su propia vida estuvo marcada por la pérdida de sus seres queridos desde la infancia. A los nueve años pierde a su padre y la familia -su madre y las tres hijas- es recogida por la abuela paterna debido a las dificultades económicas que atraviesan. Al año muere su hermana pequeña.
Algunos años más tarde tuvo lugar su experiencia universitaria: hasta la entrada en vigor la Real Orden de 11 de junio de 1888, no estaba permitido que las mujeres se matriculasen oficialmente en la universidad, sin embargo, Concepción Arenal consiguió asistir antes de esa fecha, cosa que logró a pesar de los impedimentos de su madre y con dos condiciones: solamente de oyente y disfrazada con ropa de hombre para pasar inadvertida. Se convirtió así en la primera mujer española que acude a las aulas universitarias.
En 1848 se casó con el también abogado y escritor Fernando García Carrasco. El matrimonio tiene tres hijos: una niña, que muere a los dos años, y dos hijos, el menor de los cuales también muere en vida de su madre. Del último nacimiento no pudo recuperarse físicamente durante el resto de su vida.
Todas estas fatales circunstancias personales hicieron que Arenal enfocara su vida a los colectivos que más sufrían en su época: las mujeres, los presos, los obreros, los niños sin hogar, etc.; a quienes dedicó su obra y su compromiso social activo.
La obra de Concepción Arenal es amplia y variada, si bien en su primera etapa escribe novela, poesía, fábula y hasta zarzuela; es en su madurez donde queda reflejado todo su potencial en los géneros más pedagógicos: ensayo, epístola, informe y sobre todo artículo. Sus escritos son de carácter sociológico, político, jurídico y económico, aunque este último ámbito casi siempre pase más desapercibido por ser el menos difundido. Las obras más importantes de Arenal en el ámbito económico son: Cartas a un obrero, publicadas en La Voz de la Caridad entre 1871 y 1873, Cartas a un señor (1875), estas dos obras, compiladas en La cuestión social (1880), El pauperismo (1885), La beneficencia, la filantropía y la caridad (1861), trabajo con el que por primera vez la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas premia a una mujer.
En cuanto a su ideología económica era partidaria de un liberalismo clásico aunque influido por sus convicciones religiosas. Para Arenal el bienestar de la sociedad no depende de la riqueza, del progreso o del dinero que ésta tenga sino de la capacidad de amar a los demás, especialmente a los más necesitados. La forma de conseguir este objetivo es a través de la transformación personal mediante la educación, algo en lo que coincide con el movimiento krausista.
Respecto al resto de su obra podemos destacar el Manual del visitador del pobre (1860), donde se instruye sobre cómo llevar a cabo la tarea de atención a los necesitados. En las Cartas a los delincuentes (1865), recoge treinta y cinco cartas con las impresiones de más de quinientas entrevistas con reclusas y liberadas. Es famosa su frase: “Odia el delito y compadece al delincuente”, principio de su idea de la rehabilitación como finalidad del sistema penitenciario, idea muy adelantada para la época. En este campo cabe destacar que junto a Juana de Vega, condesa de Espoz y Mina, organiza el Patronato de Señoras para la visita y enseñanza de los presos y fundan, a su vez, la Sociedad Constructora Benéfica, cuyo fin es levantar casas para los obreros. También funda un periódico quincenal: La Voz de la Caridad, que tenía como objetivo denunciar las inmoralidades que se producían en el campo de la beneficencia y las prisiones. Cuadros de la guerra (1874) es una muestra de la valentía de la autora porque en la obra recoge la experiencia de atravesar los campos de batalla, con más de cincuenta años, a lomos de un burro para ayudar en los hospitales durante la tercera guerra carlista (1872-1876). La mujer del porvenir (1868), La mujer de su casa (1881), El trabajo de las mujeres (1891) y La educación de la mujer (1892) son obras específicas sobre la situación de la mujer en España y su situación de desigualdad, una vez más la solución para Arenal es la educación.
Murió el cuatro de febrero de 1893 en Vigo, donde fue enterrada. Su epitafio dice: “A la virtud, a una vida, a la ciencia”.
ORACIÓN A CONCEPCIÓN
ResponderEliminar¿Por qué sólo en alusión
tu nombre perdura?
¿Por qué no en nueva concepción
tu alma continúa?
Corazón bravo de mujer,
en piel de varón.
¿Por qué no tu valía en toda mujer?
¿Por qué no tu bondad en todo varón?
Recibes dolor... me das consuelo.
Recibes angustia... me das ternura.
Te rodea la muerte... me traes salvación:
Bajándonos el cielo.
A lomos de la humildad.
Caminando con Dios.